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[Ciudá de Llión] los rostros del desempleo.El drama de los parados

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Mensaje  leguionense Lun Abr 26, 2010 1:42 am

La crisis mina los distritos de Mariano Andrés, el Crucero y Armunia, donde se concentra la mayor parte de la clase obrera que trabajaba en la construcción o en pequeñas empresas sometidas a regulaciones de empleo

«En mi vida he estado muchas veces en el paro, pero ninguna tan jodida como ésta». El comentario viene de Rubén, de 31 años. Está casado y su mujer, teleoperadora en su último empleo, ha sido despedida hace dos semanas, más o menos el mismo día que este conductor de maquinaria «de un millón de euros» dejó de cobrar la prestación por desempleo. Espera la ayuda estatal de 420 euros, pero, entretanto, se busca la vida como puede. Hoy ha madrugado, ha leído los anuncios del periódico -"«no había nada de nada»-" y se ha ido a revisar el tablón de anuncios del Ildefe «por si cae algo». Pero tampoco hay suerte. Trabajaba en un cielo abierto de la minería del carbón. La contrata entró en un proceso de regulación y en septiembre le despidieron. Desde entonces, ha hecho un curso de vigilante de seguridad y en estos días obtendrá el título para conducir autocares de Alsa. «Pero tal y como está la historia...», lamenta. «He enviado currículum y los he entregado en persona; es penoso, pero me he encontrado gente que ni me ha mirado a la cara». Desmoralizado, asegura tajante: «Si no hay nada antes del verano, cogemos la maleta y a Teruel».

La situación es crítica para docenas de familias. Las solicitudes de ayudas sociales se han multiplicado en dos años en el Ayuntamiento de León. Desde que la crisis empezó a tambalear las economías en el 2007, en la capital hay 2.941 personas más en el paro, según el INE. Hoy, un total de 10.388 ciudadanos buscan trabajo. Acercando el zoom , los verdaderos dramas personales se están viviendo en los tres distritos donde se concentra la mayor parte de la población obrera. Ex trabajadores de la construcción o de empresas sometidas a regulaciones de empleo abundan por las calles de la zona alta de Mariano Andrés, el Crucero-La Vega y Armunia. Los centros de acción social municipales de estas tres áreas se ven desbordados ante la avalancha de solicitudes que están entrando para recibir ayudas de emergencia social. No todas pueden ser atendidas, pero el presupuesto se ha incrementado en 36.000 euros para llegar a un 25% más de familias. Las necesidades de los ciudadanos ha obligado a destinar una partida especial de 50.000 euros para vivienda. «Las trabajadoras sociales están viendo situaciones muy difíciles», subraya la concejala de Bienestar Social, Teresa Gutiérrez.

En un descampado de la periferia, Fernando Alonso Álvarez Nandi y José charlan tranquilamente sentados en un banco, bajo el sol y con los sones que van marcando las afiladas uñas del guitarrista sobre las cuerdas. «Esto es una crisis global y no se puede echar la culpa a este Gobierno, ni al otro, ni al anterior. Acribillaron la construcción: abrieron las puertas a la inmigración y quemaron el trabajo de 18. Eso pienso yo», asegura Nandi . Y concluye a modo de eslogan de Ikea: «Mejor las pasan putas dos que uno, y tres que dos, eso es así. Que yo conozco gente que se está separando por la crisis».

José se refugia en un sombrero de tela y unas gafas de sol. Sonríe, pero lo suyo es «una gran putada». «No se encuentra nada. Ya ves la televisión. Tienes que pensar en positivo, pero hay que ser realista. Y la realidad es que ya llevo un año en el paro». No tiene cargas familiares, pero la crisis en la construcción y las metálicas, que es donde ha trabajado toda su vida, no dan tregua ni siquiera a alguien que lleva toda su vida laboral en el sector. José tiene tiempo para ver la televisión y recuerda unas palabras del economista Ramón Tamames hace escasos días en un canal andaluz: «Dijo que en este país el 80% de los trabajadores sobraban; yo me quedé con eso». José y Nandi continúan de charla bajo la soleada mañana, con el campus universitario en el horizonte. «¿Qué ambiente va a haber en un país así?», se pregunta José.

Las cifras son rotundas en este sentido. Según el estudio del mercado laboral de León y Alfoz elaborado por el Ildefe, la construcción continúa experimentando un descenso en consonancia con la tónica de todo el año pasado, pasando de 8.126 empleos en septiembre del 2009 a 8.126 empleos a 1 de enero del 2010, entre edificación y servicios técnicos e ingenierías. Aún así, la construcción sigue aportando el 8,5% del total del empleo en el conjunto del área metropolitana.

«La mayoría de los que conozco, toditos están en el paro, como yo», afirma Alejandro, colombiano de origen y vecino de la avenida Mariano Andrés. Trabajaba en un taller de carpintería de aluminio que ha tenido que recortar personal con el parón del sector inmobiliario. Lleva seis meses sin hacer nada y la situación se está volviendo insostenible. «Si no fuera por el empleo de mi mujer, no sé qué haríamos».

La mujer sale y el hombre entra. La actual situación del mercado laboral ha destapado un nuevo fenómeno. Las mujeres están resistiendo mejor la potente destrucción de empleo derivada de la crisis, circunstancia que atribuyen desde la Concejalía de Bienestar Social a su mejor nivel de formación y a su elevado peso en el sector de los servicios. En el último trimestre del 2009, todo el desempleo nuevo de la ciudad fue masculino. El 1 de enero de este año había 728 hombres más en el paro que el 30 de septiembre, frente a 26 mujeres menos en el mismo periodo. Laudina, tendera de Mariano Andrés, habla con ellas diariamente y asegura que las clientas no se quejan: «Nuestra crisis han sido las obras de la calle», espeta.

Un colectivo especialmente vulnerable en este momento son los inmigrantes. El distrito del Crucero-La Vega, donde se concentra la mayor parte de la población de origen árabe, se ha visto azotado de norte a sur y de este a oeste. Se nota en la calle y en los parques. Tienen más vida que nunca. Resulta paradójico, pero empiezan a verse los primeros indigentes; mendigos pidiendo en un barrio obrero. Soane dice llamarse una mujer rumana postrada con su marido en el paso a nivel del Crucero. Ha trabajado alguna vez «limpiando», pero si no hay papeles no hay trabajo y viceversa. Afirma que tienen dos hijos y que viven de los cuatro o cinco euros que sacan al día y de las ayudas que reciben para pagar la vivienda en Mariano Andrés y la comida.

Los más vulnerables. En una situación extrema se encuentran también los marroquíes Ezahraoui-Hicham y Zahraou-Radouane. Ambos trabajaban en la construcción. Esta mañana se encuentran reunidos en un banco. «Llevamos un año sin poder hacer nada y se nos ha acabado el paro. Pedimos también la ayuda de los 420 euros, pero nos la han denegado. En este tiempo he gastado todo lo que había ahorrado en cinco años de trabajo en España». «Estamos pensando en volver a nuestra tierra, pero hay problemas con extranjería», realta Zahraou. Si vuelven a Marruecos y están más de seis meses, no volverán a conseguir los papeles de residencia por los que han luchado durante años, después de sobrevivir en León incluso como clandestinos. Trabajarían en cualqueir ramo, pero en su entorno reina el pesimismo. «En el matadero quedamos cada vez menos», les dice Karim, empleado de una conocida firma cárnica. Con este panorama, ¿qué ha sido del efecto llamada ?. Karim da la respuesta: «A todos los que me llaman de Marruecos para venir a trabajar les digo que mejor se quedan allí; están mejor como están».

El estrés no ha llegado aún a las vidas de Elvin, Melbin y Aneudis, dominicanos de 17, 18 y 19 años de edad. Escuchan el rap latino de Lápiz conciente a través del teléfono móvil en un cómodo banco del parque de Quevedo. En su casa trabaja al menos un miembro de la familia, pero aseguran que los jóvenes lo tienen difícil. Tanto que invitan a visitar el parque cualquier tarde para comprobar las docenas de adolescentes latinoamericanos que ni estudian ni trabajan, lo que popularmente se conoce como generación ni ni .

http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=523344#EnlaceComentarios
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